´´Juan Forn murió y no pasa un día sin que piense en él. Absolutamente desproporcionado para alguien que vi dos veces en mi vida. Repaso sus libros, leo entrevistas, escucho testimonios de gente que lo conoció mucho más que yo.
Es peor. Todo el tiempo descubro nuevas conexiones y datos e imagino conversaciones que no tuve y espero consejos que no voy a recibir, como escritor, como docente, como editor, como librero.
En los 90 Forn encarnó la figura del escritor que no tiene miedo de salir en los medios, de difundir su obra (y la de otros autores) con otros recursos que no son el texto mismo. Salió a doble página en Revista Gente, con un traje blanco, en una pileta montado a una cámara neumática de tractor. Se ganó unas buenas críticas y hasta un par de puteadas. Hoy esa foto es inconseguible.
Forn tenía claro que la pelea por la difusión de una obra y la calidad de la obra pueden ser caminos paralelos. Hay libros buenos desconocidos y libros malos muy vendidos. Y que lo hay que hacer esa arremangarse y difundir los buenos libros. No podemos esperar que lleguen mágicamente a las manos de las personas.
Hoy me gustaría escribirle un mail a Forn y preguntarle: “¿esta bien que hable de tu muerte y de mi duelo para vender tus libros?”
Puedo imaginar la respuesta: “¡Ja! Claro que sí, boludo. Me morí. Lo mínimo que podés hacer es salir a defender mis libros”.
Así que acá estoy. Me gasté toda la plata de la librería de El Cuaderno Azul en comprar cientos de ejemplares de “María Domecq”, “Nadar de noche” y ´´Yo recordare por ustedes´´, tres libros clave en la obra de Forn. Y voy a salir a defenderlos y difundirlos con todas mis fuerzas. Si no fuera invierno, me tiraría a una pileta de traje blanco enfundado en una cámara neumática de tractor. Pero puedo imaginarme lo que diría Forn “No hace falta que hagas las mismas payasadas que hice yo”.
Ojalá la obra de Juan llegue a muchas personas, en mi librería o en la que sea. Ojalá que multiplicando sus lectores pueda aliviar un poco de mi tristeza.´´
Juan Sklar, sobre la obra de Juan Forn

Nadar de noche - Edición Conmemorativa - Juan Forn

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´´Juan Forn murió y no pasa un día sin que piense en él. Absolutamente desproporcionado para alguien que vi dos veces en mi vida. Repaso sus libros, leo entrevistas, escucho testimonios de gente que lo conoció mucho más que yo.
Es peor. Todo el tiempo descubro nuevas conexiones y datos e imagino conversaciones que no tuve y espero consejos que no voy a recibir, como escritor, como docente, como editor, como librero.
En los 90 Forn encarnó la figura del escritor que no tiene miedo de salir en los medios, de difundir su obra (y la de otros autores) con otros recursos que no son el texto mismo. Salió a doble página en Revista Gente, con un traje blanco, en una pileta montado a una cámara neumática de tractor. Se ganó unas buenas críticas y hasta un par de puteadas. Hoy esa foto es inconseguible.
Forn tenía claro que la pelea por la difusión de una obra y la calidad de la obra pueden ser caminos paralelos. Hay libros buenos desconocidos y libros malos muy vendidos. Y que lo hay que hacer esa arremangarse y difundir los buenos libros. No podemos esperar que lleguen mágicamente a las manos de las personas.
Hoy me gustaría escribirle un mail a Forn y preguntarle: “¿esta bien que hable de tu muerte y de mi duelo para vender tus libros?”
Puedo imaginar la respuesta: “¡Ja! Claro que sí, boludo. Me morí. Lo mínimo que podés hacer es salir a defender mis libros”.
Así que acá estoy. Me gasté toda la plata de la librería de El Cuaderno Azul en comprar cientos de ejemplares de “María Domecq”, “Nadar de noche” y ´´Yo recordare por ustedes´´, tres libros clave en la obra de Forn. Y voy a salir a defenderlos y difundirlos con todas mis fuerzas. Si no fuera invierno, me tiraría a una pileta de traje blanco enfundado en una cámara neumática de tractor. Pero puedo imaginarme lo que diría Forn “No hace falta que hagas las mismas payasadas que hice yo”.
Ojalá la obra de Juan llegue a muchas personas, en mi librería o en la que sea. Ojalá que multiplicando sus lectores pueda aliviar un poco de mi tristeza.´´
Juan Sklar, sobre la obra de Juan Forn