´´En todos estos años dando talleres escuché muchísimas historias de abuso sexual. Sufridas por mujeres, varones, niños, niñas. Todas son diferentes y todas tienen su desafío para ser narradas. A veces aparecen y son pura catarsis. A veces se transforman en cuentos o novelas. Una de las dificultades más grandes que aparecen a la hora de escribir estas historias es cuando el dolor y la bronca se mezclan con el placer o la excitación.
Por supuesto que no son todas las historias, ni siquiera la mayoría, pero a veces el escritor o escritora se enfrenta a ese problema: ¿cómo explicar que una situación de abuso puede incluir excitación y hasta deseo, e igual ser una situación de abuso?
“Diario de un incesto” cuenta una historia real de un abuso intrafamiliar. Esa historia, que la autora nunca deja de llamar por lo que es (violaciones y abusos perpetrados repetidamente), se vuelve también su objeto de deseo. Una fijación de la que no puede escapar. Que ella misma detesta. Lo cual vuelve a su propia sexualidad una cárcel extendida: jamás puede abandonar lo que vivió. Se vuelve la matriz de su deseo y de su vida amorosa. Esto le produce a su vez más culpa, más vergüenza. Más dificultades para compartir su historia, su dolor y su rencor. Y al mismo tiempo, es como una droga. Encontrar nuevas versiones de lo que vivió es la única manera en la que puede experimentar placer.
La experiencia de lectura de “Diario de un incesto” es realmente impactante. La autora nos abre la puerta a una intimidad descarnada, contradictoria y violenta. Lo devoré en pocos días y llegué al final sin poder procesarlo del todo. Incluso hay pasajes que se me borraron, como si hubiera sido demasiado.
Esto no es un adorno de ventas: no es un libro para cualquiera. No se expongan si no están para esa experiencia.´´

Juan Sklar, sobre Diario de un Incesto

Diario de un Incesto - Anónimo

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´´En todos estos años dando talleres escuché muchísimas historias de abuso sexual. Sufridas por mujeres, varones, niños, niñas. Todas son diferentes y todas tienen su desafío para ser narradas. A veces aparecen y son pura catarsis. A veces se transforman en cuentos o novelas. Una de las dificultades más grandes que aparecen a la hora de escribir estas historias es cuando el dolor y la bronca se mezclan con el placer o la excitación.
Por supuesto que no son todas las historias, ni siquiera la mayoría, pero a veces el escritor o escritora se enfrenta a ese problema: ¿cómo explicar que una situación de abuso puede incluir excitación y hasta deseo, e igual ser una situación de abuso?
“Diario de un incesto” cuenta una historia real de un abuso intrafamiliar. Esa historia, que la autora nunca deja de llamar por lo que es (violaciones y abusos perpetrados repetidamente), se vuelve también su objeto de deseo. Una fijación de la que no puede escapar. Que ella misma detesta. Lo cual vuelve a su propia sexualidad una cárcel extendida: jamás puede abandonar lo que vivió. Se vuelve la matriz de su deseo y de su vida amorosa. Esto le produce a su vez más culpa, más vergüenza. Más dificultades para compartir su historia, su dolor y su rencor. Y al mismo tiempo, es como una droga. Encontrar nuevas versiones de lo que vivió es la única manera en la que puede experimentar placer.
La experiencia de lectura de “Diario de un incesto” es realmente impactante. La autora nos abre la puerta a una intimidad descarnada, contradictoria y violenta. Lo devoré en pocos días y llegué al final sin poder procesarlo del todo. Incluso hay pasajes que se me borraron, como si hubiera sido demasiado.
Esto no es un adorno de ventas: no es un libro para cualquiera. No se expongan si no están para esa experiencia.´´

Juan Sklar, sobre Diario de un Incesto