´´Antes de morirse Juan Forn me hizo una lista de libros que tenía que leer. Había empezado en el verano con recomendaciones sueltas, pero después del quinto libro me dijo “leete estos”. Tardé en avanzar con la lista. De algún modo, terminarla era terminar nuestra conversación imaginaria sobre literatura.
Este verano agarré el último: “Claus y Lucas”. Dije que me iba a durar. En un fin de semana desapareció. Es una máquina arrolladora de narrar, absolutamente adictivo. Me compré todo lo que encontré de la autora, Agota Kristof.
“Claus y Lucas” está narrado por dos niños que se van a vivir a lo de su abuela durante la guerra. 'El gran cuaderno es su proyecto personal', el lugar donde anotan todo: los robos, la violencia, la muerte, los abusos. Y también lo que ven del amor.
Cuando terminé me puse a leer entrevistas. En El País dijeron:
“Sus personajes no creen en los sentimientos. ¿Y Kristof? ¿Cree en los sentimientos? Cuando escucha la pregunta levanta las cejas, guarda un largo silencio y, con la misma cordialidad con que abrió la puerta, responde: "No".”
Para mí era todo lo contrario. Los personajes de Kristof están absolutamente tomados por los sentimientos. Rebalsados de odio, de culpa, de rencor, de amor posesivo. Lo que sienten es tan intenso que no pueden articularlo. Solo les queda el pasaje al acto y el síntoma. Y así se vuelven asesinos, traidores, abusadores, suicidas y enfermos. Encanecen, no duermen, les falta el aire. Después de leer su libro "Ayer", reforcé mi idea. La clave de lectura de Agota Kristof es el melodrama. Humanos detonados por lo que sienten al punto de que no pueden ni decirlo: solo lo llevan al extremo.
Me gustaría poder discutir este libro con Forn, escuchar su opinión, ver si está de acuerdo con lo que digo, que es lo contrario a lo que dijo la propia autora. Pero Forn no está y Agota tampoco. Solo me queda este librazo y la posibilidad de compartirlo con la mayor cantidad de gente posible.´´

Juan Sklar, sobre Claus y Lucas